ACERCA DEL TIEMPO
La experiencia de la temporalidad, del transcurrir de los hechos y la vida, está atravesada por múltiples condicionamientos histórico-sociales y quizá, no nos resulta del todo evidente que el tiempo, tal como lo vivimos, no es un dato de la naturaleza sino una construcción cultural. De hecho, en diferentes culturas y diferentes momentos históricos, han existido diversas nociones del tiempo y también, han convivido –no siempre en armonía- formas distintas de percepción del tiempo. Por lo general, en sociedades antiguas o también en aquellas culturas que –erróneamente- solemos caracterizar como “primitivas”, ha tendido a prevalecer una idea del tiempo “cíclico” o circular, es decir, una idea del tiempo muy ligada a fenómenos de la naturaleza, a la renovación de ciclos ligados a las cosechas, a los cambios de las estaciones, etc. La idea del tiempo como algo que sucede por fuera de nosotros, es decir como algo “exterior” y “objetivo”, tan naturalizada en las sociedades occidentales modernas, quizá nos impide pensar en concepciones alternativas o, en todo caso, dicha posibilidad implica un fuerte trabajo de “extrañamiento” respecto de nuestras percepciones habituales.
En un importante trabajo, titulado “Tiempo, disciplina de trabajo y capitalismo industrial” [1], que Edward Thompson[2] publicó en 1963 en la revista Past and Present (nro. 38), el autor se refiere a una serie de cambios que resultan de interés para comprender este tema. En principio Thompson sitúa que es casi un lugar común afirmar que en el período que va del 1300 al 1650 se vivieron profundos cambios en el la precepción del tiempo en Europa Occidental. Los cambios no se debieron sólo a la difusión de los relojes a partir del siglo XIV sino también a cambios de los modos de organización económica, del mundo del trabajo, la nueva disciplina ascética ligada a la “ética protestante” de la burguesía y, más tarde, la consolidación de una racionalidad científica ligada al cálculo, el control y la exactitud.
Más allá de cómo hayan intervenido cada uno de estos factores, lo cierto es que las transformaciones de la temporalidad se produjeron efectivamente en diversos órdenes. Sólo para dimensionar sus alcances, podemos recordar como la metáfora del mecanismo del reloj termina transformándose en una imagen del mundo, y avanzado el siglo XVII, con Newton, el universo se hizo penable como un “gran mecanismo”. Del otro lado, la idea también se instala en la privacidad: “dar cuerda al reloj” terminó siendo un doble sentido, que remitía al acto sexual.Thompson introduce una distinción entre las formas de la temporalidad que resulta significativa. En primer lugar se refiere al “tiempo ligado al que hacer”, en segundo lugar al “tiempo objetivo”.
El tiempo orientado al que hacer es un tiempo subjetivo, cíclico, muy ligado a formas del trabajo artesanal, la vida doméstica, y a los ritmos de la naturaleza. Así, el tiempo social en el puerto está vinculado a los ritmos del mar, en otros lugares a los ritmos de las actividades del campo, la cocción de un alimento se calcula en relación a la duración que tiene en voz alta un “avemaría”, etc. En este modo de percibir el tiempo, la prisa incluso es mal observada e, incluso, la noción del tiempo como algo dotado de valor que por lo tanto conviene no dejar sin utilizar, hasta puede resultar ajena o desconocida.
Citando a Thompson, estos serían tres rasgos centrales del tiempo orientado al que hacer: “El primero es que, en cierto sentido, es más comprensible humanamente que el trabajo regulado por horas. El campesino o trabajador parece ocuparse de lo que es una necesidad constatada. En segundo lugar, una comunidad donde es normal la orientación al quehacer parece mostrar una demarcación menor entre ‘trabajo’ y ‘vida’. Las relaciones sociales y el trabajo están entremezclados –la jornada de trabajo se alarga o contrae de acuerdo con las necesarias laborales- y no existe mayor conflicto entre el trabajo y el ‘pasar el tiempo’. En tercer lugar, al hombre acostumbrado al trabajo regulado por reloj, esta actitud hacia el trabajo le parece antieconómica y carente de apremio”. (: 245)
El tiempo ligado al quehacer, se halla por lo tanto muy ligado a la subjetividad, las propias necesidades y ritmos. Esta forma de vivir el tiempo de ningún modo es ajena a nuestra contemporaneidad ya que efectivamente, se trata de una forma “residual” [3] que todavía sobrevive en el presente aunque no sea el modo de temporalidad dominante. Se encuentra en la vida rural y probablemente muchas de sus características nos resulten fácilmente identificables en medio de la vida urbana en aquellos trabajadores y cuentapropistas dedicados a “oficios” que no son regulados por la urgencia del paso del tiempo.
Del otro lado, nos encontramos con la otra idea del tiempo, es decir, con la noción de un tiempo lineal, único, externo, objetivo. Obviamente, la transición hacia una sociedad en la cual predomina la forma del tiempo regulado tuvo marchas y contramarchas, no se dio de modo inmediato, y se encontró resistencias múltiples. La objetivación del tiempo, en parte, la permite una tecnología capaz de medirlo y fragmentarlo (el reloj) y fundamentalmente, situarlo fuera de las propias necesidades y de la vivencia objetiva. Quizá sea util comparar esta objetivación del tiempo, con la objetivación de la palabra que posibilitó la escritura en tanto tecnología de la palabra, es decir, permitió situar textos, registros, recuerdos por fuera de la memoria subjetiva e, incluso, que trascienda la propia existencia individual. [4] En este marco, el tiempo es algo que transcurre de modo externo y más allá de nuestra propia vida.
Además, la expansión de esta forma de vivir y entender la temporalidad, está profundamente implicada con el origen y consolidación del capitalismo moderno, la división del trabajo, la ampliación de la producción, etc. El trabajo entonces, comenzará a ser calculado en jornadas, en horas, etc. y con una expectativa de rendimiento del tiempo en tanto cada vez adquiere mayor valor. Cómo sostiene Thompson: “Esta forma de medir el tiempo encarna una relación simple. Los que son contratados experimentan una diferencia entre el tiempo de sus patronos y su ‘propio’ tiempo. Y el patrón debe utilizar el tiempo de su mano de obra y ver que no se malgaste: no es el quehacer el que domina sino el valor del tiempo al ser reducido a dinero. El tiempo se convierte en moneda: no pasa sino que se gasta.” (: 246-7)
La transición no fue rápida. Aparentemente, un factor importante fue que contar con relojes que funcionaran con precisión. Según Thomspon no está del todo claro si se disponía de esa precisión en la época de la revolución industrial, aunque existieran diversos tipos de relojes. Se sospecha que el “registro del tiempo” se situaba en las clases acomodadas, ya que si bien se trataba de un instrumento práctico, también lo era de status (fabricado por ejemplo con metales preciosos) y, un dispositivo de poder ejercido por los patrones. [5] Pero, además de este factor, diversas circunstancias debieron actuar en función de una “internalización” del sentido del tiempo lineal, objetivo y calculable con precisión en el conjunto social (el logro de una “disciplina” del tiempo), como así también fue largo el proceso que dio lugar a la sincronización de las distintas actividades de producción económica. Y no sólo debemos referirnos a la esfera económico y los caminos hacia la industrialización , sino a otras instituciones no industriales, fundamentalmente la “escuela”, que contribuyeron a instalar como hábitos en las prácticas sociales un sentido del orden, la regularidad, la puntualidad, etc. A su vez, el tiempo del quehacer sobrevivía en la esfera doméstica especialmente para las mujeres (el cuidado del hogar, la crianza de los niños, etc.).
Esta forma de la temporalidad objetiva y lineal, traducible como una variable económica (por ejemplo, la tendencia a producir mayor cantidad en menor tiempo), tiene auge, si se quiere con el apogeo de la sociedad industrial. Los propios trabajadores aprendieron a vivir el tiempo en las formas impuestas por la sociedad burguesa. “Los patronos enseñaron a la primera generación de obreros industriales la importancia del tiempo; la segunda generación formó comités de jornada corta en el movimiento por las diez horas; la tercera hizo huelgas para conseguir horas extra y jornada y media. Habían aceptado las catergorías de sus patronos y aprendido a luchar con ellas.” Durante el transcurso del siglo XX, además, la regulación de la temporalidad invadió de modo creciente también al llamado “tiempo libre” a través del desarrollo de las “industrias del entretenimiento” que tienden a regular cada vez más las formas de ocio, y el sujeto, en su tiempo libre, trabaja como “consumidor” en procura de un uso eficaz de su tiempo de descanso.
Sintéticamente y aunque de modo esquemático, podríamos asociar entonces el tiempo del quehacer a las sociedades primarias y pre-industriales y el tiempo regulado al predominio de la sociedad industrial. Al respecto, la situación contemporánea merce al menos alguna breve acotación. Los cambios en las formas de organización económica, la cantidad de avances tecnológicos de la era de la información y la omnipresencia de los medios masivos de comunicación, que han dado lugar a que se hable de la sociedad actual como “sociedad postindustrial”, deberían conducirnos a reflexionar sobre las nuevas formas de vivir el tiempo hacia las que estamos transitando, aunque no hayamos abandonado del todo el modo del tiempo regulado, objetivo y lineal.
En la vida actual, las tecnologías han producido un efecto de aceleración del tiempo (pero también la redefinición de otro concepto central: el espacio), nos instalan en una suerte de “simultaneidad” de los aconteceres; nos distanciamos con facilidad de las situaciones presentes y nos vinculamos al instante con realidades alejadas (en la televisión la transmisión en directo produce el efecto de “estar allí”, no el de la escucha de un relato). Las cosas parecen acontecer todas al mismo tiempo. Por otra parte, la llamada “cultura postmoderna” que acompaña a la sociedad postindustrial, estaría dando lugar, una vez impugnado el etnocentrismo europeo, no sólo a la diversidad de estilos y formas de vida, sino también a una cierta presencia simultánea de múltiples temporalidades.
• Referencias
[1] El trabajo mencionado se encuentra en un libro que es una compilación de artículos de Thopmson, Tradición , revuelta y consciencia de clase. Estudios sobre la crisis de la sociedad preindustrial, Crítica, Barcelona, 1989. Las citas tomadas del autor, se indicarán con el número de página.
[2] Historiador inglés, perteneció a la Nueva Izquierda Inglesa, y se lo suele referenciar con corrientes culturalistas. Su obra clásica es La formación de la clase obrera inglesa.
[3] Utilizamos aquí la distinción formulada por R. Williams en torno a los procesos culturales entre lo residual, lo dominante y lo emergente; lo residual, a diferencia de lo arcaico que es deliberadamente traído del pasado para ser observado (por ej. una pieza de museo), es lo formado en el pasado (prácticas, percepciones, ideas, etc.) pero que efectivamente se halla en actividad todavía en el presente. (ver R. Williams, Marxismo y literatura, Península, Barcelona, 1980).
[4] Es importante acotar que la escritura es un aspecto fundamental en lo que hace a la posibilidad de registrar y controlar el transcurrir del tiempo (calendarios, memorias, etc.), ya que permiten situar en el exterior lo que en el marco de las sociedades que sólo conocen la oralidad debe ser continuamente recordado por los seres humanos. (ver. W. Ong, Oralidad y escritura. Tencologías de la palabra, FCE, México, 1988)
[5] Thompson cita un testimonio de mediados del siglo XIX en el que se ve el intento de los patronos de expropiar a los trabajadores del conocimiento del tiempo. Un testigo declaraba: “Allí trabajabamos mientras pudiéramos ver en el verano, y no sé decir a qué hora parábamos. Nadie sino el patrón y su hijo tenía reloj, y no sabíamos la hora. Había un hombre que tenía un reloj….Se lo quitaron y lo pusieron bajo la custodia del patrón porque había dicho a los hombres la hora…” (: 278).
MAS INFORMACION ACERCA DEL TIEMPO
• ESCRITORES
Estos autores toman el tiempo como eje para contar sus historias.
• La máquina del tiempo - Herbert George Wells
• Los inmortales - Jorge Luis Borges (el aleph)
• La noche boca arriba - Julio Cortazar
• Invención de Morel - Adolfo Bioy Casares
• El retrato de Dorian Gray - Oscar Wilde
Texto relacionado con el tiempo
(párrafo armado mediante citas de diferentes autores).
El tiempo no es sino el espacio entre nuestros recuerdos. Lento e infinito, va sacando a la luz cuanto está oculto, y ocultando las cosas manifiestas. Ninguna pérdida debe sernos más sensible que la del tiempo, puesto que es irreparable. El tiempo no es como una serie de habitaciones que podemos visitar una y otra vez, en el orden en que queramos, o si?
La idea de "tiempo" es un camino que se puede recorrer hacia delante o hacia atrás, hacia los costados, hacia arriba o abajo. hacia adentro y afuera. o hacia ningun lado.
La función de la ciencia positiva consiste precisamente en componer un mundo en el que podamos, para facilidad de la acción, escamotear los efectos del tiempo.
El tiempo-real es lo contrario del diferido, no del pasado (aunque en ocasiones diferido y pasado guarden estrecha relación). Se usa como sinónimo de directo y no de presente. El tiempo-real capta la información de un sistema a medida que dicho sistema cambia o reacciona: si se produce un retraso, la información llega tarde, y para cuando tenemos los datos le hemos perdido la pista a la fuente. Por eso el lag, el retraso, el diferido, no es tolerable en este ámbito. Es cierto que el tiempo-real no necesita ser absolutamente instantáneo, pero la instantaneidad es la tendencia a la que se haya orientado: la instantaneidad, forma superior del directo.
• MÚSICA
Temáticamente hablando, o desde el tiempo que marca al ritmo, estas canciones tienen en cuenta, cada una a su modo de ver, el tiempo como una de sus características principales.
• Elektrobank - Chemical brothers (Surrender) 1997.
• There is a light that never goes out - The Smiths (The queen is dead) 1986.
• Suddenly everything has changed - The flaming lips (The soft bulletin) 1999.
• Electron Blue - R.E.M. (Around the sun) 2004.
• Time wont let me go - The bravery (The sun and the moon) 2007.
• Adios - Gustavo cerati (Ahi vamos) 2006.
• Heaven - The rapture (Echoes) 2003.
• Take me out - Franz Ferdinand (Franz Ferdinand) 2004.
• Sin disfraz - Virus (Locura) 1985.
• PELÍCULAS
Desde la estructura, hasta el relato, pasando por la linealidad o no del tiempo que trascurre en la película. segudos, minutos, horas, dias, semanas, meses, años y muchas más formas de plasmar el tiempo en celuloide.
• Memento (Christopher Nolan) 2000.
• Donnie Darko (Richard Kelly) 2001
• Pulp Fiction (Quentin Tarantino) 1994
• Primavera, verano, otoño, invierno y otra vez primavera (Kim Ki-duk) 2003
• 2001, una odisea del espacio (Stanley Kubrick) 1968
• Volver al futuro (Robert Zemekis) 1985
• Ciudad de Dios (Fernando Meirelles) 2002
• 9 Songs (Michael Winterbottom) 2006
• El día de la marmota (Harold Ramis) 1993
• Lola Rennt (Tom Tykwer) 1998
• Lost Highway (David Lynch) 1997
• Amores Perros (Alejandro González Iñarritu) 2000
• 21 Gramos (Alejandro González Iñarritu) 2003
• Before the rain (Milcho Manchevski) 1994
• Brazil (Terry Gilliam) 1985
• Irreversible (Gaspar Noé) 2002
• Extra: Lost (Serie) 05/06/07/08. (J.J.Abrhams).
• OBJETOS
En ciertas oportunidades es viable hablar del tiempo mediantes ciertos objetos, por su uso, por su forma, por su materialidad, por su significado, etc...
• Un reloj
• Un diario
• Un arbol
• Un anillo
• Una llave
• PIEZAS
Piezas de alumnos.
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